El estudio se sitúa en una antigua bajera agrícola, que se encontraba en bastante mal estado y necesitaba un saneamiento completo, tal y como se puede ver en las fotos. 

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Por lindar con parcelas privadas no se pudieron abrir huecos en sus fachadas noroeste y suroeste, pero si en su fachada norte, es decir, a la calle. Por lo tanto, en las otras fachadas nos limitamos a arreglar los huecos que había, cambiando las carpinterías y sustituyendo las rejas. 

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La planta del estudio no es paralela, lo que a priori plantea un problema de cómo regularizarla, pero finalmente se optó por crear una línea longitudinal que empieza paralela al muro y que luego se separa de él, creando al fondo unas salas mayores que se aprovechan como aseo y cuarto de limpieza, tal y como se puede ver en los planos, y haciendo del defecto una virtud. El cliente no percibe este desnivel en los muros al entrar en el estudio, ya que se presenta como un panel continuo de armarios y puertas a la izquierda. 

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Se quería aprovechar bien la iluminación que pudiera entrar de la calle, por lo que se optó por crear dos fachadas: una de seguridad, que además aportara intimidad, con una chapa de acero perforada; y separada de ésta, la que realmente cierra el estudio, que es una gran carpintería de madera que aporta luz de suelo a techo. Entre ellas se forma un jardín privado que sirve de zaguán al estudio y aporta vida a las vistas desde el interior. 

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El resto del diseño interior se deja en manos del mobiliario, creando una zona inicial para reuniones y tres puestos amplios de trabajo. El resultado es un gran espacio abierto y luminoso, perfecto para el trabajo en equipo y en el que nos sentimos como en casa!